FIN DE UN TRAIDOR
Difícil es hoy referirse a un compañero muerto, que se conoció una sola vez y cuya historia está en manos del pueblo. Yo sólo podría precisar en estos momentos que sus ojos mostraban enseguida al hombre poseído por una causa, con fe en la misma y además, que ese hombre era un ser superior. Hoy se le llama "el inolvidable Frank País"; para mí que lo vi una vez, es así. Frank es otro de los tantos compañeros cuya vida tronchada en flor hoy hubiera estado dedicada a la tarea común de la Revolución socialista; es parte del duro precio que pagó el pueblo para lograr su libertad. CHE